lunes, 17 de diciembre de 2012

El Fin del Mundo


Hoy me ha despertado de mi maravilloso sueño, a las 6:45 de la mañana, mi vecina. Mi vecina es una cuarentona que no acepta su edad, y tiene una vida despreocupada como la que tiene un universitario novato: fiestas, levantarse a las tantas, pintarse el morro y subirse al tacón. 

Mientras hacía bajar todos los santos y santetes de los infiernos por despertarme con su vociferio, he seguido la conversación que tenia con mi pareja, que pobre llegaba de trabajar y lo único que quería era meterse en la cama. 

Mi vecina, la cuarentona tarada,  se iba a la montaña a esconderse de los meteorítos que supuestamente han de caernos encima el dia 21. Una estupidez como qualquier otra. ¿En que cabeza cabe que el mundo se vaya a acavar de aqui cuatro dias, tal y como predicieron los Mayas? Pues cabe en la suya. 

Todo esto me ha llevado a pensar que yo también llevo unos dias incordiando en las redes sociales con el tema de la fin del mundo, y que a lo mejor  en mi yo más interior tengo un miedo irracional a que se acave todo. 

Hace un año y pico, en una Aquelarre, un chaval me intentó vender unas piedrecitas para protegerme de este predecido final. Me estube riendo del pobre chico tres meses... y ahora pienso en mis adentros que quizá hubiera sido mejor comprar un par y tener protección para no morir este viernes. 
 
Dándole vueltas, he pensado que pasaría si realmente sucediese la predicción maya, y ese momento de desolación y desconsuelo me ha puesto la piel de gallina. Meterorítos cargados de fuego cayendo del cielo y reventando todo a su paso... parece más una producción holliwoodiense que una realidad cercana. 

Yo si llega el viernes y veo una sola intención de que vaya a caer algo del cielo... no se lo que haré, la verdad. He pensado en ir a mi casa del pueblo y pasar el fin de los dias abrazada a mi familia, con ese calor de hogar tan especial y rodeada de quien me quiere de verdad. Ya me veo en estado de pánico y mi madre intentandome consolar entre lágrimas y besos. ¡Qué si, lo sé! ¡Qué aunque una tenga ya una edad siempre necesito del consuelo de los míos... porque por eso son míos! Pero alejemonos de esa imagen triste de desolación y pensemos más positivamente. Yo, como no creo que el mundo se vaya a acavar el viernes y estoy cargada de espíritu navideño... me las voy a pasar cubateando con mi amiga Ira y celebrando que el 22 nos tocará la loteria; el mundo se acavara pero tal y como lo he conocido, para empezar a crear otro mucho mejor con los millones del Gordo de Navidad.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Relaciones Tormentosas (1)


Esto de hablar de relaciones nunca ha sido mi fuerte, pero os quería explicar la historia de amiga Luna, que más que una historia de amor es un culebrón venezolano.

Conocía a Luna en el primer día de universidad. Estábamos igual de perdidas las dos buscando aulas e intentando situarnos en ese nuevo mundo. Yo la tenía vista de alguna noche ya que salíamos por los mismos ambientes. Desde el principio nos hicimos muy buenas amigas. 

Luna siempre iba a su "bola", hacía lo que le daba la gana sin dar explicaciones a nadie, y el sentido de la responsabilidad lo había perdido hacía mucho tiempo. También eramos muy jóvenes, todo se ha de decir, y solo pensábamos en fiestas y borracheras, y los hombres no eran la preocupación principal de mi amiga.Yo muchas veces intentaba que se pusiera una falda, se maquillara un poco y viniera a casa a ver películas románticas los días de resaca, pero ella era como una piedra y parecía que no le gustaba ser una mujer.
 
En esa época fue cuando Luna conoció a Alan una noche de borrachera. Y esa noche, como de una manera mágica, Luna cambió y  se encaprichó de él. Todavía hoy no se que le pasó por la cabeza para fijarse en ese chico, ya que Alan no era para nada un hombre atractivo visualmente. Yo avisé a mi amiga de que sería una presa difícil de conseguir ya que sabía que Alan estaba casado y tenia un hijo pequeño. Estaba totalmente convencida que Alan nunca daría pié a Luna para nada más que una amistad de borrachera, ya que hacía tiempo yo había conocido a ese chico y sabía algo de su vida. 

Con el paso de los meses, Alan y Luna cada vez se veían más a menudo, hablan y se divertían juntos. De lejos parecía que tenían muchas cosas en común, y que les gustaba compartir su tiempo. Y poco a poco no había lugar para otro hombre más en la cabeza de Luna. 

Al final Luna consiguió uno de sus propósitos: meterse entre sus sábanas. Todavía recuerdo cuando me lo explicó, y la sensación de no poderlo creer. Luna había llegado demasiado lejos metiéndose en medio de una familia. Intenté disuadir a Luna de volver a caer en las redes de Alan, pero Luna estaba ya cegada.

Poco a poco el amor que empezaba a sentir Luna se hizo enfermizo. Luna quería a Alan a su lado y solamente podía pensar en eso. Yo intentaba animar a Luna a conocer a otros hombres ya que veía que Alan no tenía ningún interés real de dejar a su familia, y creía que ella para él solo era un "polvo fácil" ya que solo se veían noches esporádicas: ni llamadas, ni cines, ni cenas románticas. 

Un día cualquiera, Luna conoció a Marcos.Un chico guapo, con trabajo estable, muy maduro, y lo mejor de todo: no tenía cargas familiares. Luna le dio una oportunidad a Marcos y empezó una relación sentimental con él. En el fondo lo que buscaba mi amiga era olvidarse de Alan ya que este era un sueño efímero, y Marcos cumplía todos los requisitos para que lo consiguiera. 

Con el tiempo Luna y Marcos crearon una vida en común. Mi amiga se estaba planteando casarse con él y tener hijos. Todo era perfecto hasta que Luna salió una noche sin Marcos y se reencontró con Alan.

Nunca había visto a Luna tan bella, pero su hermosura no era exterior sino interior. A lo lejos la veía hablar con Alan y su rostro presagiaba lo peor: Luna continuaba enamorada de él. Esa noche no pasó nada entre ellos. Luna le dijo a Alan que estaba con Marcos y que había empezado a estabilizarse, y el joven lo aceptó. Esa noche Luna se marchó pronto del local y fue cuando Alan se puso a hablar conmigo. Él me dijo que su relación no estaba en el mejor momento y que ver a Luna de nuevo le había removido algo por dentro. 

Al día siguiente quedé con Luna para tomar un café. Estuvimos hablando de lo que había sucedido el día anterior; le expliqué lo que me había contado el chico, y ella me confesó que nunca lo había olvidado. 

Ahora Luna está enloqueciendo, no sabe que hacer, ya que los besos de Marcos no le hacen sentir lo mismo que le hicieron sentir los de Alan, pero sabe que lo de Alan nunca pasará de noches apasionadas de amor, y con Marcos había sido feliz y tienen un futuro en común. 

Ya os contaré como acaba Luna y su relación tormentosa. No se que va ser mejor para ella, si continuar con Marcos y dejar de ver a Alan para siempre o dejar su vida y lanzarse a la piscina de una relación sin ,por ahora, un futuro claro.


lunes, 5 de noviembre de 2012

Rock & Reus: El Estafador


Esto del "Rock & Reus" tiene delito. Como se anuló el concierto nos dijeron que evidentemente se nos devolvería el dinero invertido en la entrada. Primero devolvieron las entradas compradas por Internet; luego devolvieron las entradas que la organización vendió en puntos de venta oficiales fuera de la provincia de Tarragona. Finalmente tenían que devolver las entradas vendidas en Tarragona y Reus. 

Por un mensaje publicado en Facebook se nos informó que a finales de octubre, los días 30 y 31, se haría efectiva la devolución las entradas de Tarragona y Reus. En la página web no ponía nada, ya que no la habían actualizado desde el antes del fatídico día. El día 29 de octubre la organización publicó, también vía Facebook, unos teléfonos y unos correos electrónicos para que las personas que quisiéramos devolver nuestra entrada nos pusiéramos en contacto. Teníamos que hablar con tal Jorge que era, teóricamente, el encargado de la devolución de las entradas.

Al momento de ver la publicación empecé a llamar. El primer número que nos daban estaba apagado, simplemente salía un contestador, y en el segundo número me contestó una mujer que me dijo que me había equivocado de número. Como todo es posible, volví a llamar a este segundo número pero este teléfono ya estaba apagado. La situación me superó. Mi cabeza no quería entender que me habían estafado, y que el dinero que invertí en esas entradas nunca me sería devuelto, o al menos devuelto fácilmente. 

Investigando los comentarios que publicaban en Facebook de las personas que estaban en mi misma situación, y moviéndome por distintas webs, localicé otro teléfono. Este número pertenecía a OCB2, una de las dos promotoras del evento. Decidí llamar ya que necesitaba una explicación.

En este número si que se me contestó. No se en nombre de la persona con quién hablé, pero me explicó muy amablemente como estaba la situación. El hombre me dijo que a causa de la anulación del concierto, las dos promotoras (OCB2 y Old School) habían decidido repartirse los distintos pagos que se tenían que efectuar (pagar a los grupos, servicio de barras...) y que a Old School, encabezada por este ya famoso Jorge, era el encargado de devolver el dinero de las entradas. El hombre me dijo que él no se había hecho cargo en ningún momento de la página de Facebook, y que ya había quedado con su abogado para efectuar una denuncia a la promotora de eventos Old School por este tema, y por lo que me dio a entender, por otros. Me informó que este tal Jorge era un estafador y que o me ponía las pilas o nunca jamás volvería a ver el dinero que invertí en su momento, también me comentó que todavía faltaban unas 300 entradas por devolver, lo que sumaba un total aproximado de unos 5000 euros. Yo le comenté que claro que denunciaría, pero que evidentemente mi intención era denunciar a las dos promotoras del evento, ya que yo no sabía la verdad de la situación, y que yo había sido estafada tanto por Old School como por OCB2. El me animó a hacerlo. 

Cuando me volví a conectar a Facebook descubrí que ya se había creado una plataforma de afectados sobre este caso, y que la gente estaba desesperada buscando soluciones. Yo les comenté lo que había descubierto, y animé a todos a hacer dos denuncias, una a la policía y otra en la oficina del consumidor, ya que teóricamente es la encargada de estos temas. 

Creo recordar que fue la tarde del 30 de octubre cuando me acerqué a la oficina de la policía para hacer efectiva mi denuncia. El policía me dijo que no podía denunciar este caso ahí, que la policía solo se encarga de denuncias penales y que me tenía que dirigir al Ayuntamiento, quienes se encargan teóricamente de las denuncias sociales (que primero preguntará en la OAC por si había ya algún expediente abierto sobre este tema), y a la oficina del consumidor, y en última instancia me tenía que ir al Defensor del Pueblo. Me informó que lo mejor en estos casos es hacer una denuncia colectiva contratando los servicios privados de un abogado. El policía, por otra parte,  me intentó dar su versión de los hechos el día del concierto. Me dijo que las promotoras no habían solicitado unos permisos sobre seguridad, y que evidentemente el Ayuntamiento, al ver que no estaban  los papeles en regla decidió hacer efectiva la suspensión. Esto me lo comparó con el ejemplo de cuando pedimos un permiso de obras o para abrir un negoció, diciéndome que si no haces todos los trámites se retrasa la obra o la apertura del negocio hasta que no lo tengas todo en regla. También me dijo literalmente que "Lo que no pasa en el Ayuntamiento de Reus no pasa en ningún otro sitio". 

El día 31 por la mañana me dirigí al Ayuntamiento de Reus. En la OAC (Oficina de Atención al Ciudadano) me dijeron que esto apestaba a estafa, y que el Ayuntamiento no podía hacer nada. También se intentaron justificar diciendo que todo esto solo había conseguido dañar la imagen del Ayuntamiento de Reus, y que si estuviera en sus manos ya estaría todo solventado. En esta oficina se pusieron en contacto con la Oficina del Consumidor, y también se lavaron las manos. La solución que nos dieron era ir a la policía y hacer una denuncia por estafa. 

Yo todo esto lo he ido publicando casi al momento en la página de Facebook de la Plataforma de Afectados, y creo que la mayoría de personas que formamos parte de esta, cada día, vemos las cosas mas negras. Algunos de los afectados se encontraron hace un tiempo a este tal Jorge en el Kalea Bar de Salou. Estos le pidieron una solución y lo que hizo este mindundi es intentar intercanviar el valor de las entradas por camisetas del concierto suspendido. ¡Que caradura! 

Actualmente la última noticia es que la página web de Rock & Reus ha sido cerrada, y por lo que se escucha este señor se ha dado a la fuga con los 5000 euros de las entradas (en mi opinión no puede ir muy lejos con ese dinero...)

 Nos va a costar mucho esfuerzo conseguir que nos devuelvan el dinero que invertimos, y no se ve factible poder hacer una denuncia colectiva ya que la mayoría de personas somos gente joven que a lo mejor este dinero que nos han robado lo necesitamos realmente, ya que somos uno de los sectores más desfavorecidos por la crisis. ¿Como narices vamos a pagar un abogado? Desde aquí hago el llamamiento a aquellos abogados sin ánimo de lucro que les interese nuestra causa a echarnos una mano si les apetece, y recomiendo a aquellas personas que somos habituales en la adquisición de entradas que siempre lo hagamos por páginas de Internet como Ticketmaster ya que si nos encontramos otra vez con un caso como esté sabemos que el dinero se nos será devuelto.

jueves, 4 de octubre de 2012

La Bicha


 A mi casa a llegado el terror. Mi madre llevaba más de un mes volviéndose loca porque han empezado a aparecer tomates y melocotones roídos. No podían ser ratones, porque otra cosa en mi casa no hay pero ratoneras para dar y vender. Mi madre es muy precavida en ese aspecto, y si por alguna de las casualidades de la vida entrara un ratoncillo por el garaje o por la terraza no tendría escapatoria.  Así que descartada esa posibilidad, mi padre le comentó que podría ser cualquier bichillo el que se cebara a base de fruta fresca.

Al poco tiempo de el descubrimiento frutal, mi madre empezó a notar que el suelo que envuelve la gavia de mi loro estaba extremandamente limpio de cascaras de pipa. Era raro que el pájaro de golpe dejara de tirar las cascaras al suelo. Empezaba a apestar a  paranormal. 

Días después, mi querida madre descubrió un extraño rastro de polvo que salía de debajo de una cocinita hacia fuera. Todavía se acrecentó más el caos. Llamó al vecino para que le moviera el mueble y descubrir que escondía debajo. Encontraron absolutamente nada. 

Hace un par de semanas llegó el frió. Mi madre se fue a buscar unas mantas que tenía en un pequeño armario. Cuando abrió el armario descubrió que este a parte de mantas tenia millones de cagadas de ratón y miles de cascaras de pipa y comida del loro. No podían ser ratones ya que las ratoneras hacía días que no entraban en funcionamiento. Así, que re-descartada la posibilidad del ratón solo quedaba una posibilidad: la rata. 

Hay una rata viviendo en mi casa. Se llama Bicha, y tiene en un armario su nido. Sale por las noches a buscar comida y a pasear; anda a sus anchas. Nadie la a visto, excepto el loro, ya que viven en la misma sala. 

El otro día vino mi abuela de visita. Siempre duerme en un cuarto al lado del salón donde vive el loro y la Bicha. Le dijo a mi madre que ahora el loro gritaba por las noches. Mi madre no le quiso decir a mi abuela, enferma del corazón, que dormía con un rata, porque cabía una probabilidad bastante alta que le diera un patatús. Así que mi abuela durmió con una rata paseándose por su cama. ¿Qué cómo lo sabemos? Pues porque al día siguiente habían cacas de rata por todo el cuarto.

La Bicha debe ser una rata posiblemente muy grande tendiendo en cuenta el tiempo que hace que se está alimentando en mi casa. El otro día ni mi cuñado tuvo valor a enfrentarse a ella cara a cara. Optó por traer unos raticidas. Mi madre los coloca por la noche y por la mañana ya no están. Cada noche lo mismo. El raticida es una chuchería para una rata mutante. 

Así que ahora se ha sembrado el terror. La Bicha se ríe en nuestras caras. Ayer mismo, encerremos el coche en el garaje y antes de entrar directamente a casa dimos la vuelta por la calle para entrar por la puerta principal y no tener que pasar de noche por territorio ratil. 

Hemos repasado toda la cultura general que tenemos sobre ratas. que si son pequeñas si te las encuentras se quedan paralizadas, que si pueden trepar, que si son grandes te pueden plantar cara, igual que si intentas tocar a sus crías... 

Por ahora la opción es que la Bicha se vaya por donde entró, que se muera, o lo peor: que las crías se reproduzcan. Ya os contaré como acaba la historia, ¿quien sabe? A lo mejor de aquí unos meses vemos a mi madre por el pueblo paseando a la rata como quien pasea un hurón.



domingo, 26 de agosto de 2012

¿Rock & Roll?

Hacía meses que se había programado un "festival de música punk-rock" para el viernes 24 de Agosto,  con un cartel bastante bueno, justo al ladito de mi casa. ¡No lo podía creer!. Encima con cama, ducha y aire acondicionado. Por una vez no necesitaba coger el coche y trasladarme no se cuantos miles de kilómetros para pasar una noche de rock & roll. 

Decidimos comprar las entradas lo antes posible olvidándome por completo que soy una gafe y que con los años me he dado cuenta que eso de la utopía no existe.

Los organizadores del evento nos explicaron con claridad el funcionamiento del concierto. Sinceramente no me hizo ninguna gracia que no me dieran la libertad de entrar y salir del recinto cada vez que a mi me diera la santa gana. Me obligaban a aguantar allí pesara lo que pesara ya que si salia tenía que volver a pasar por taquilla. Pensé entre mis adentros que eran un grupo de peseteros y que eso lo hacían para que no tuvieramos mas remedio de consumir en la barra, tanto bebida como comida. Se evitaban que yo tuviera mi botellita de ron preparada en el coche y así ahorrarme unas pelillas, que con la que esta cayendo en este país, es de agradecer. ¡Egoístas, to'pa'vosotros!. También montaban una zona de acampada, pero eso a mi no me afectaba por una vez en la vida. Compremos las entradas igualmente, ya que pese a los inconvenientes tenía muchas ganas de pegarme el festival a ritmo de los Siniestro Total. 

A los pocos días de hacer la inversión para una noche loca, algo empezaba a oler a quemado en la ciudad de Reus. Me llamó una muy buena amiga dándome la noticia: "Todavía no era seguro... pero el festival posiblemente no se realizaría porque la organización no había pagado a los grupos". Increíble. Pensé otra vez que la utopía no existe y que ya había empezado a actuar el componente gafe que tengo. Le dije, que bueno, que todavía no era seguro, y que yo, actualmente residente en la ciudad no me había enterado de nada. !Al contrario¡ Mi facebook estaba plagado de ganas y motivación por parte de la organización. Finalmente la noticia solo quedó en un pequeño susto y encima el festival se había alargado a un día más, con grupillos amateurs de la zona ,pero algo es algo.

El viernes 24 de Agosto amanecía envuelto en un calor sofocante. Me levanté de la cama con una sensación extraña. ¿Sabeís esa sensación de que algo malo va a pasar? Ese sexto sentido cada vez era más fuerte. A media mañana mi smarthphone empezaba a sonar: mis amigos se estaban rajando a venir a Reus. Me cabreé un poquillo pero pensé que con el mal royito que tenía en el cuerpo no era necesario meterle más, así que me preparé un vermuth y me puse a pensar en Ira. Sabía con seguridad que ella no me fallaría, ya que tenía tantas ganas como yo o más, de bailar al son de las baladas para sordos de los Porretas

Ira tenía que venir a comer, así que me puse en contacto con ella para saber lo que tardaría. Se había dormido. Yo se que ella es de natural marmota, pero ¡Joder! si quedamos para comer no te levantes de la cama a la una de mediodía sabiendo que tienes una hora de camino en tren. Pero finalmente llegó, tarde pero llegó, y al alcohol de los vermuth ya estaba dando sus efectos.  

La mala sensación que recorrió mi cuerpo durante todo el día  ,entre sangría y sangría, se fue disipando, y la tarde empezaba a apuntar maneras. 

Cuatro de la tarde: suena el móvil de Ira. El concierto se anulaba. ¡¿Qué!? ¿Me tomas el pelo no?. Me conecte apresuradamente a mi facebook. Efectivamente, la organicación publicaba que el ayuntamiento lo había anulado, que se estaban produciendo cargas policiales, se estaban llevando a la gente detenida, y la organización se había atrincherado dentro del recinto con los grupos que, cumpliendo con su contrato, ya habían llegado y probado el sonido. Decidimos ir a las barricadas. 

A los pocos minutos lleguemos a la zona habilitada para el concierto y allí había cuatro gatos y tres maderos. No me acababa de enterar de lo que estaba pasando. Ni gritos, ni insultos contra la autoridad. La organización y los grupos ,efectivamente, se habían atrincherado en el recinto, pero de la juventud rebelde y luchadora no había ni rastro. Cuatro espantapájaros haciendo el papel de meros espectadores bajo un sol de justicia. 

Intenté telefonear a un viejo amigo que a lo mejor me podría informar mejor de lo que estaba pasando, ya que sabía seguro que tenía información privilegiada, pero no contestó, así que empecé a mobilizarme y a preguntar los espantapájaros. Una pareja que acabavan de llegar de Barcelona, muy amablemente nos informaron de lo poco que sabían, pero al poco rato aparecío la mujer de uno de los organizadores, al más puro estilo "princesa del pueblo", e intentó mobilizar a los cuatro que estábamos allí para ir al ayuntamineto, ya que según ella era la mejor opción. Pensemos que era buena idea, ya que al menos estábamos al ladito de casa, y si continuaba la cosa así, lo mejor era preparar la retirada. Así que pese a su comentario en voz muy alta "Me estoy jugando mi dinero", decidimos seguirla. 

Si en la zona del recinto eramos cuatro gatos, en el ayuntamiento eramos la mitad de estos. ¿Donde se habían metido las miles de personas que compraron sus entradas anticipadas hasta el punto de agotarlas? ¿Donde se habian quedado las ganas de luchar? Yo tenía ganas de romperle la cara a la alcaldesa en funciones que era la que había dado la orden de suspensión, y no por las ganas de fiesta, sino por que ya había pagado el precio de mi entrada y por que la incoherencia de la situación estaba rozando el absurdo. No entendía porque tres horas antes de abrir las puertas se habían tomado esas medidas y sin dar explicación alguna. Empezamos a especular sobre la posiblidad de ser un problema político, o porque al mismísimo partido popular no le daba la gana de que en su ciudad sonaran grupos que cuentan con letras reivindicativas. Necesitaba una explicación. 

Tres horas después, equivalentes a unas cuantas cervezas al sol, se anulaba el concierto definitivamente sin ninguna explicación, así que decidimos pasar por casa a buscar unos tragos e irnos a la zona de conciertos donde habíamos quedado con unos amigos para decidir que hacíamos esa noche. 

Nosotros al final nos metimos el festivalon. Siempre nos quedaba el bar Kalea de Salou para pasar una noche de rock&roll. Así que imaginaós la noche entre chupito de vozka negro y cubalitro de ron. 

Solo deciros que de esta he aprendido que hay grupos de música que creen en lo que dicen como son Reincidentes, Narco, Siniestro Total y Bajolicencia; que la juventud de hoy en día da asco y esta más preocupada por lo guapos que tienen que ser que por luchar por una causa; y que el político siempre será el político ,sea del color que sea, y siempre tendrá la última palabra y será el que maneje nuestras vidas. 
 
Desde mi blog, y todavía a la espera de un comunicado oficial, os animo a desenchufar el televisor, salir a la calle y a aprender a preocuparos de la realidad. Como dijo Salvador Allende: "Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica".




miércoles, 22 de agosto de 2012

¡Ahora sí que sí!


Nos pasamos todo el invierno deseando que llegue el verano. El invierno se hace eterno y llega un punto que acabamos hasta las narices de abrigos, botas, bufandas y olas de frío siberianas. Los días son grises, lluviosos y tristes. Solo pensamos en lo bien que lo pasamos en verano, mojito en mano y largos días al tumbados en la arena al sol. 

Hoy es verano, pleno agosto. No puedo dormir porque el calor es asfixiante. Me levanto sin ganas de nada. Solo pienso en poner el aire acondicionado para dejar de sudar, y por otra parte me preocupa la factura que luz que llegará este mes previa subida del I.V.A. Pienso en ir a la playa. 

Seguro que habéis probado de ir a la playa en pleno agosto. Es agobiante. Si vives un poco alejado de la costa lo primero que te encuentras es una larga cola de vehículos, que como tú, han pensado que la mejor opción de hoy era ir a la playa. 

Si consigues llegar a tu destino, has de buscar un sitio para aparcar. Vueltas y vueltas y más vueltas. Cuando consigues dejar dejar tu coche mal aparcado delante de un contenedor de basura, pensando positivamente que a esas horas a nadie le va a molestar que ocupes ese sitio, llega la hora de descargar. Descargas toallas, sombrillas, neveras, chancletas, la revista para pasar el rato, el bolsón con Ipod, móvil, llaves del coche, monedero, cremas solares y protectores, peine, y cinco mil enseres más que sabes que no los vas a utilizar pero los llevas "por si acaso". ¡Ah! Y si vas con niños tienes que contar con descargar flotadores, manguitos, cubo, pala, balón de playa, y varios juguetitos más para que el niño se entretenga y no te caliente la cabeza. 

Después de caminar largo rato, cargado, sin manos, y sudando, llegas a la arena, respiras hondo, y ves como tu ilusión de pasar un día tranquilo de playa se va desmoronando al igual que un castillo de arena cuando sube la marea. 

¡Todo petaó! Visualizas a lo lejos algún rincón donde dejar tus abalorios. No ves nada. Solo sombrillas. Entonces decides tomar una dirección dependiendo del día, o la costumbre que tengas de situarte en un lado de la playa o en otro.

¡Ahora empieza lo bueno! Momento masoquista de la raza humana: Caminar por la arena. Pones el primer pié en esa arena fina, brillante, de color tostado, y ardiendo. Te quemas el pié. Retrocedes y vuelves a visualizar tu destino. Como vuelves a comprobar que no hay hueco donde meterte, eliges ir más cerca de lo previsto. Uno... dos... y tres ¡Empiezas a correr! "¡Corre corre que me quemo!". 

Por fin encuentras un sitio, cerca del agua. Alegría. Ahora sí que sí. Te las ingenias para colocar la sombrilla, siempre haciéndote el experto mirando al sol para descifrar hacia donde se moverá la sombra. Apartas latas, trozos de bocata putrefactos, y varias bolas de papel de Albal, y colocas la toalla. Te despelotas y ya ha llegado el momento. Por fin estarás tranquilo y relajado. 

Te estiras en la arena, y alcanzas la nevera (sí, primero te estiras y luego ya te arrastrarás por la toalla para coger la nevera evitando llenarte de arena, paradojas de la especie humana). Estas medio asfixiado y después de las peripecias para llegar a la playa solo puedes pensar en como te sentará esa cervecita fresca que has puesto en la nevera. La coges, la abres y le pegas un buen trago que a continuación escupes porque más que a cerveza sabe a meao de lo calentorra que está. "¡Mierda! Me olvidé del hielo".Levantas la cabeza y visualizas el chiringuito. Yo creo que los chiringuitos se ponen en los extremos de las playas expresamente para joderte la vida. Así que monedero en mano empieza la segunda carrera del día por la arena. De esta a la maratón. 

Con los pies al rojo vivo y sudando como un cerdo consigues pedir esa cervecita fresca que tanto anhelas. "Cuatro euros, por favor"; "¿¡Qué!?" No lo puedes creer. Te están pidiendo cuatro euros por una lata de cerveza y tu llevas la nevera llena." ¡Estafadores!" piensas mientras pagas con indignación el trago. Y vuelta a la toalla. 

Con todo el royo se te han hecho las dos y media de la tarde y tu estómago te lo está recordando, así que atacas a ese bocata que hace por lo menos cuatro o cinco horas que has preparado. Ese pan parece blandiblu, pero con lo que te han clavao por la cerveza estás para volver al chiringuito a pedir un bocadillo. Así que te lo comes a duras penas porque cada bocado se te hace una bola, y cuando acabas vuelves a pensar "¡Ahora si!", y te estiras en la toalla y te relajas a duras penas porque los niños de al lado no paran de gritar.

Eso de la digestión es una putada porque a los pocos minutos de comer te coge un sopor inevitable que te hace dormir, y después de las carreras que te has pegado por la arena, todavía más. 

"¡Que buena siesta!" piensas cuando te despiertas. El problema es que cuando dormimos profundamente no nos damos cuenta de nada, absolutamente de nada. Nuestro tiempo parece que se para, pero no. El sol va girando, y las sombras se mueven. Así que esa siesta de tres horas estirado en la arena se ha convertido en una sartén y tu eres el plato principal. Espalda quemada, y encima se te ha olvidado echarte la crema. Así que con una insolación del copón  te das cuenta que no debes estar más rato expuesto a los rayos solares. Son las seis de la tarde y que todavía tienes una tres horas para llegar a casa contando las colas. Recoges tus utensilios y decides salir ya, antes de que todo el mundo vuelva a pensar como tu, y así poder llegar tranquilito a casa. 

Llegas al lugar donde recordabas haber aparcado. Nos ves tu coche. Das unas vueltas por el lugar por si te has equivocado. Pero tu sabes que pensaste positivamente que aparcar delante de los contenedores a esas horas no molestaría a nadie. Miras los contenedores con cara de "no puede ser" y llamas al deposito de vehículos más cercano. Efectivamente se te ha llevado el coche la grúa. 

Estas a no se cuantos kilómetros de la ciudad, con utensilios en mano y en plena ola de calor africano no puedes llegar caminando al deposito. Pides un taxi que muy amablemente te deja en el lugar que has indicado por un módico precio de unos treinta euros. 

Con tus trastos de playa en mano, pagas la multa, y pagas la grúa. Ochenta euros de gracia. 
Te vas para casa, solo piensas en llegar y pegarte una ducha. La cabeza te va a reventar y la espalda la tienes como un tomate hervido. 

Después de volverte a cascar una cola de dos horas llegas a casa. "¡Ahora si que si!" Estas en casa, tranquilo y duchado. Estirado en tu sofá piensas en el gran día que has pasado en la playa: ochenta euros de multa más cuatro de la cerveza, más treinta del taxi, más veinte de gasolina: ciento treinta cuatro euros y de regalo te llevas una espalda quemada, unos pies llenos de bullofas y preparado para participar en los próximos juegos olímpicos en la modalidad de maratón con salto de obstáculos. ¡Que gran día!.




martes, 21 de agosto de 2012

Pesadilla en Elm Street


Todos tenemos miedos. El miedo, según la Wikipedia "es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta en todos los animales, por ejemplo el ser humano. La máxima expresión del miedo es el terror. Además el miedo esta relacionado con la ansiedad. El miedo es un esquema adaptativo, y constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa, surgido para permitir al individuo responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. En ese sentido, es normal y beneficioso para el individuo y para su especie". A mi siempre me ha dado miedo Freddy Krueger. Miedo más que miedo me da terror. El problema viene cuando me paro a pensar el porqué de ese miedo. Nunca he sido capaz de ver una película de la saga, siempre que aparece algún trailer cierro los ojos, y sinceramente si lo analizas fríamente el personaje es un Eduardo Manostijeras de pelo corto y con una camiseta bastante chula. ¿Entonces de dónde sale ese miedo? 

Quizá, ese miedo viene porque realmente lo que me aterroriza es que me puedan dominar sin yo permitir esa dominación. Freddy se mete en tus sueños y allí, en ese lugar inaccesible de tu mente, donde tú no tienes capacidad de decisión, te ataca, se te lleva y ya no despiertas más. 

Los sueños tienen connotaciones positivas. Siempre soñamos con aspectos de nuestra vida que deseamos cambiar, con vivir otras vidas o con un maravilloso futuro. Pero con Freddy dentro de tu cabeza el sueño se convierte en pesadilla. 

Yo, para cenar, siempre evito comer olivas, porque cuando las tomo tengo pesadillas y me da miedo que en una de ellas esté Freddy esperándome y no volver a despertar. 

Quizá mi pánico por ese personaje me viene de pequeñita. Recuerdo una vez que mi tía me dijo que había ido al Tibidabo. En ese lugar mágico para los niños, en medio existe el llamado Hotel Krueger: una casa del terror donde, a mi tía, le persiguió Freddy en medio de gritos, sudores fríos y de fondo sonando la famosa cancioncilla de la película cantada por un grupo de niñas terroríficas saltando a cuerda: " Uno dos, Freddy viene por ti; Tres, cuatro, cierra bien la puerta; Cinco, seis, toma el crucifijo; Siete, ocho, no duermas aun; Nueve, diez, nunca dormirás". Debió ser la manera de contar la historia, su cara o algo de sus gestos, lo que hizo a mi cabecita de niña de seis años pensar que esa sensación nunca la quería vivir, que ese hombre era demasiado malo, y que siempre lo evitaría. Y como siempre intentamos cumplir las promesas que nos hacemos a nosotros mismos pues ahora, a mis años, todavía evito al señor Krueger. 

Pero mi miedo a que Freddy se meta en mis sueños no me afecta solamente en no ver las películas, o evitar comer olivas, sino que va más allá. Cuando empiezas a crecer y llegas a la adolescencia, ese momento de la vida que muchas personas quieren borrar de su mente, si tienes un problema personal con Freddy Krueger todo va a peor. Primero porque evitas la comunicación con compañeros que hablan de "lo buena" que es la película, cosa que te hace inadaptarte socialmente. Y segundo, porque cuando llega carnaval solo piensas en quedarte en casa para evitar ver a Freddys de pacotilla paseando por las calles de tu barrio.

Yo la adolescencia ya la superé. Pero llega un momento en que te haces adulta, y sabes que las pelis son pelis, que en el Hotel Krueger del Tibidabo hay actores y en la temporada de Halloween de Port Aventura también. Sabes se que ese Freddy de pacotilla que para carnaval pasea por tu calle no es más que el pesado de tu vecino, y que los monstruos no existen. Eres adulta, sabes todo eso, pero igualmente solo imaginarte a Freddy sales corriendo estrepitosamente hacia algún lugar lejos de esa camiseta de rayas rojas y negras. 

He intentado superar mi miedo. ¡No penséis que no! El día de mi vienticinco aniversario decidí hacer una cena de cumpleaños con mis amigos más allegados en un restaurante del terror. Ese día justamente hacían especial "Freddy vs Jason". Pensé: "¡Vamos pa'allá! Soy adulta, no me tiene que dar miedo cenar con un grupo de actores disfrazados haciendo el payaso..." Pero en el fondo estaba cagadita. Tenia que enfrentarme a Freddy cara a cara, y lo peor... pensar que al enfrentarme a ese Freddy de pacotilla podía hacer que el Freddy real se apareciera esa noche en mis sueños y no volver a despertar. La cena al final no se realizó. Pese a mi enfado con mis amigos ya que me habían fallado una vez más, una sensación de alivio corrió por mis venas. 

Años después he vuelto ha intentar enfrentarme a Freddy. Un Halloween decidimos ir a Port Aventura, el parque de atracciones por excelencia de Cataluña, y que curiosamente está al ladito de mi casa. A mi pareja le encanta este parque y por casualidades de la vida no había ido nunca a celebrar la "fiesta de los muertos" ahí. Mentalmente preparada y bocatas en mano ponemos rumbo al Parque. El día transcurrió bien a parte de alguna incidencia con algún vampiro sediento de sangre. A media tarde, a mi novio se le ocurre hacer una cola de dos horas para entrar a una casa del terror, y yo decidida la hago con él. Sabía que no perdía nada en hacer la cola, le acompañaba ese rato y tenía tiempo para mentalizarme. Cuando por fin nos tocaba entrar a la atracción volvieron todos mis miedos. Le pregunté a el mayordomo de la casa, que era el que nos guiaba, si realmente daba mucho miedo y si me tocarían. Me preocupaba realmente notar las frías y afiladas cuchillas de Freddy rozándome la cara. El hombre, muy metido en su papel de mayordomo de la familia Monster, me contestó con voz lenta y profunda que si quería entrar que entrara, que yo misma, y que nadie me tocaría si yo no tocaba. Eso me consoló unos segundos, el tiempo justo para entrar. Ya arrepindiéndome y con mi pareja pegada a mi espalda y yo cogida de la mochila de un niño de diez años por delante empecé ha avanzar en medio de una espesa columna de humo que en el fondo sosegaba mi miedo ya que no me dejaba ver nada. Solo oía gritos. La visita a la casa se me hizo eterna esperando ver aparecer a Freddy. No tuve ningún susto relevante, al contrario, como entrábamos en grupo, todo el marrón se lo comieron los que iban delante. Al final del recorrido se empezó a oír una tempestuosa discusión. Cuando lleguemos al lugar de los hechos habían encendido las luces y estaban discutiendo una actriz medio disfrazada de niña del Exorcista y un hombre de mi grupo. El hombre la había pegado porque le había asustado. Todo un panorama. Y Freddy no apareció. 

Por la noche abrían un camino del terror nuevo. Una parte del Parque estaba habilitada para pasear entre monstruos y criaturas de la noche. Sabía que Freddy me esperaba allí. Me lo pensé dos veces y me rajé. 

Otro día, decidimos ir al Tibidavo. No hay mejor manera que superar tus miedos que cortándolos desde su origen. Y si mi tía me había atemorizado por una experiéncia suya en dicho parque de atracciones, lo mejor era ir a ver al famoso Freddy que persiguió a mi tía. Pasamos un buen día, entre tormenta y tormenta pudimos subir a alguna atracción, porque mejor día no pudimos elegir para ir. A media tarde nos encontramos de frente con el Hotel Krueger. El mal royo recorrió todo mi cuerpo. Ya desde la cola se sentían los gritos. Otra vez el miedo a enfrentarme a Freddy cara a cara y que por la noche entrara en mis sueños volvía a apoderarse de mi. Después de pasear unos diez minutos por los alrededores del hotel me volví a rajar. ¡No tengo solución! ¡La imagen de Freddy Krueger me dominará para siempre! 

Si lo paro a pensar, no ha habido ni una sola vez después de mis intentos fallidos de enfrentarme a las cuchillas del personaje, que haya soñado con él. Todo un alivio si queréis que os diga la verdad. 

Hoy creo que por fin he superado mi miedo. Oficialmente hoy puedo decir que he soñado con Freddy y... ¡estoy viva!. Ha sido todo muy raro... creo que he soñado con él porque ayer por la noche, mirando la programación de televisión, me pareció oír a mi pareja decir que hacían "Pesadilla en Elm Street". No le di ninguna importancia, pero esta noche he tenido un sueño bien raro con Freddy. 

No recuerdo exactamente como ha empezado, solo recuerdo que un Freddy aparecía en nuestra ciudad, la gente estaba atemorizada porque tenia ansias de matar. Tengo la sensación de haber estado corriendo toda la noche. Encima, mi querido señor Krueger estaba obsesionado con cogerme a mí ¡Encima!¡¿No había gente para encapricharse de mi persona?! En un momento me he visto encerrada en una habitación con él. La tensión se podía cortar con uno de sus cuchillos. La ansiedad me ha hecho encenderme un cigarrillo, y de golpe, Freddy ha huido. ¡Me ha dejado de ver! Freddy, mi Freddy, ¡es ciego!, se guía por el olor que hacemos las personas, y tiene el problema que el olor del tabaco hace inhibir el olor humano y entonces te deja de perseguir. Así que, ¡ya tengo la solución! Continuaré fumando, moriré de cáncer de pulmón, pero estoy salvada de morir en las garras de Freddy Krueger. ¡Mis sueños ya están a salvo!

A partir de ahora volveré a probar a enfrentarme cara a cara con el asesino del jersey de rayas. Volveré a Port Aventura, al Tibidabo y me enfrentaré a mi vecino disfrazado de Freddy de pacotilla para carnaval. Ya os explicaré la experiencia.

lunes, 20 de agosto de 2012

Buenos Días

Hoy lunes 20 de Agosto de 2012 una persona joven, en paro, y con las esperanzas agotadas de empezar a trabajar ha decido crear un blog. ¿Por qué? Pues porque su hermana se lo recomendó, su aburrimiento ya ha alcanzado un nivel demasiado alto, o porque no dan nada en la tele. No lo sé. Pero el hecho es que hoy hay un blog que se estrena. Un blog que no sabe si volverá a ser actualizado. Un mar de dudas en la red. La intención principal, obviamente, es ser actualizado. Pero ya sabemos que una cosa es la intención y otra cosa es el hecho. Otra intención es llenar el blog de Historias Kosmikas (y sí, también de faltas de ortografía). 

Para los que no conozcáis (ahora mismo nadie) a la persona que subscribe os tendré que explicar que es eso de las Historias Kosmikas. Historias Kosmikas son esas historias que pasan en la vida, o se imaginan, o se sueñan, que son un poco subrealistas. Esas historias que les pasan a personas que por desgracia están en esta sociedad y actualmente tienen ganas de cagarse en todo. Esas historias de personas paranoides, con personalidad o sin ella, personas actuales, con problemas o sin ellos, esas historias... que son historias y que he querido nombrarlas "Kosmikas" porque me ha dado la gana. 

 Hoy os he querido dar los Buenos Días aunque mi despertar no apuntaba a tener un buen día. Para entenderlo tendremos que retroceder al sábado. El sábado 18 de agosto de 2012 se anunciaba el inicio de una ola de calor como las que hacia años que no habían. Y pese a que los hombres del tiempo siempre se equivocan, esta vez no. Así que decidimos huir de la costa y adentrarnos al interior donde eso de la brisa marina no se conoce, y las temperaturas oscilan los 40 grados, para asistir a un concierto. "Segismundo Toxicomano" (http://www.myspace.com/segismundotoxicomano) se llamaban los cabeza de cartel. Pese a mi falta de presupuesto crónica, decidimos amenizar la espera tomando cervezas. El bochorno cada vez era más fuerte, cada vez más calor, y nosotros cada vez con más cervezas en el cuerpo. Con cerveza al final te olvidas de todo, solo quieres pasarlo bien, se te va la cabeza y empiezas a calentársela al que tienes al lado, pero bueno eso ahora no viene a cuento. 

 Por fin, después de unas horas largas de espera escuchando a unos chavalitos que para ser tan jóvenes y pese a que el punk-harcore nunca me ha gustado se ha reconocer que apuntaban maneras, empezó el grupo que estábamos esperando. Dos horas de saltar, gritar, y beber sin parar. Dos horas en las que me olvidé de que había subido la media de edad del recinto, de que mi vida era una mierda, de la ola de calor africano y de todo. ¡Que grandes! ¡Qué capacidad de hacer descargar adrenalina a su público! Cuando acabaron solo pensaba en que me daba pena que los músicos estuvieran tocando y no disfrutando del espectáculo que montaban. Pero llegó la hora de retirar. No se exactamente que hora era. Así que pese a que habíamos bebido demasiado y que por el camino nos esperaban varías rotondas, puntos prediléctos para situar los controles de alcoholemia, decidimos ir a casa.

 Dormíamos en casa de mis padres. A unos 30 kilómetros del pueblo donde habíamos pasado la noche. Conseguimos llegar sin incidencias. Pero la calor cada vez era más fuerte y sumado a los efectos secundarios del alcohol, conseguir conciliar el sueño era una tarea difícil de emprender. Me dormí pensando que no me levantaría de la cama hasta mínimo las dos de la tarde. Gracias a no trabajar no estoy acostumbrada a madrugar, mínimo duermo diez horas. Y menos madrugaré si me he acostado a la hora que las calles ya están puestas y me he gastado mi presupuesto del mes en cervezas. 

 Pero no. Once de la mañana. Siento lo que para mi son gritos en casa. Pienso: "no puede ser...". Mi pareja ya se ha levantado y esta de cháchara con mi madre. ¿Por qué? o mejor ¿¡Por qué!?. Si fue dura la tarea de dormirse, más dura es la tarea de levantarse. Resaca de tres pares de narices y encima tenerla que disimular frente a la familia porque te tienen por una persona responsable que esas cosas no las hace. Así que con el termómetro marcando más de 40 grados y con toda la resaca compórtate y te levantas. ¿Os ha pasado verdad? Son esos días que recuerdas que la última vez dijiste: "No voy a beber nunca más". Esa frase que se olvida cuando consigues deshacerte de la resaca y solo recuerdas lo bien que lo pasaste, y vuelve a tu cabeza con ecos el día que decides romper con tu promesa.

 Pues nada. Tareas en casa, comida familiar y timba de poker. A ha aguantar. "Hija, ¿quieres un Martini?", "He preparado sangría para comer", "¿Un chupito de postre?". ¡No! ¡Nunca más! Y luego es cuando reflexionas y piensas que eso de beber es tradición familiar. Es lo que tienen las familias, cuando se reunen beben. Tengo una teoría respecto a esto, pero la voy a dejar para próximas publicaciones, porque si no ya me voy demasiado del tema. 

Cuando conseguimos salir de casa de mis padres tomamos carretera en coche sin aire acondicionado, con sueño acumulado y con la cabeza y el estómago a punto de reventar. Noventa kilómetros de ruta. 

¡Por fin! ¡Me voy a la cama! Esa sensación de tumbarte y notar que tu camita es una nube no tiene precio. Pero el problema viene cuando a las ocho de la mañana, en pleno sueño profundo, un vecino psicópata decide arrancar el lunes a golpe de taladro. Es como si te taladrara la cabeza directamente. "El taladro te lo metería yo por el culo" piensas mientras rebuscas por tu mesita una caja de ibuprofeno. Feliz lunes. Buen inicio de semana. ¿Quieres decir? Si empezamos el lunes de esta manera, no quiero pensar como acabaremos el domingo. Así que espero que vuestro amanecer haya sido mejor que el mio y por eso os quiero desear unos Buenos Días.